3. Los mitos de la creación

A lo largo de la historia de la humanidad en sus últimos 70.000 años, el hombre logro llegar a todos los continentes, dominar el fuego, vivir en comunidades, desarrollar un lenguaje de comunicación y sobre todo adaptarse a todas las condiciones en el lugar en que se encontraba. 

Fue así que por la comunicación oral que era cada vez más fluida a medida que el lenguaje se enriquecía, inicio a acumular en la memoria colectiva, anécdotas de sus viajes, anécdotas de cacería, anécdotas de batallas. A medida que lo milenios pasaban estas anécdotas se convirtieron en historias populares y se transformaron en la riqueza viva del grupo.

Muy cercano a esto fue el proceso que llevo al hombre que vivía en las cavernas, en el desierto, en las costas de los mares a desarrollar narrativas de algún evento en donde parte era real y otra parte era artística par darle un sentido más amplio y para atraer la atención de los que escuchaban.

Las largas noches glaciales a la luz del fuego los grupos de familias se reunían no solo para comer algo nutriente cocinado a las brasas sino también para escuchar las historias que los más ancianos contaban. 

Con la finalización de Era Glacial, alrededor de hace 12.000 años los hielos se retiraron e inicio un cambio climático global con el aumento de la temperatura. Las poblaciones se iniciaron a establecer en lugares más apropiados para la vida, especialmente a la orilla de los grandes ríos, ya que estos garantizaban abundante pesca, cacería y agua potable.

En este periodo inicia la “AGRICULTURA” con la siembra de semillas, es así que en todos los lugares encontraron cual era la semilla más apta: el mijo en África, la cebada en Egipto, el trigo en Mesopotamia, el arroz en el extremo oriente y el maíz en las Américas, entre otros.

Por el derretimiento de los hielos en muchos lugares los lagos iniciaron a desbordar y con ello el aumento del caudal de los ríos y también el aumento de lluvias. El fenómeno climático fue global y el caudal de los grandes ríos fue sin precedentes provocando grandes inundaciones acompañadas por aluviones que destruían todo a su paso.

Esto llevo a que en muchos lugares los grupos se organizarán construyendo grandes balsas para poder poner a salvo las familias y también sus animales domésticos y víveres hasta que las aguas bajarán en algún momento.

Lo recuentos de estas historias y narraciones viajaron a través del tiempo. Mas tarde con la invención de la escritura cuneiforme y jeroglífica estas fueron escritas y muchas de ellas llegaron hasta nuestros días. 

La más antigua hasta ahora escrita por el hombre y que narra estos hechos en forma épica y mítica es el Mito del diluvio de Gilgamesh y que sirvió de inspiración en relatos sobre el diluvio más recientes. Mito del diluvio de Gilgamesh, en una tablilla de arcilla sumeria encontrada en Nippur.

                             Mito del diluvio de Gilgamesh. Museo Británico


Los mitos de la creación más importantes:   

El mito de la creación es un relato mitológico-religioso que busca presentar el inicio del universo, de la Tierra, de la vida y del primer humano, normalmente a través de la tesis de que tal inicio sería posible desde un acto deliberado de creación realizado por una o varias deidades.


[3.1.]   África - Yoruba

El dios del cielo, pidió a sus hijos que crearan un nuevo reino en el que se extendieran sus descendientes, pero por su puesto él estaba completamente seguro de lo que hacía, entonces le otorgó el nombre de un ecosistema. Siendo las primeras aguas su objetivo, por dicha cadena bajó Oduduwa, portando un puñado de tierra en sus bolsillos, una gallina de cinco dedos y una semilla. Cuando estuvo preparado, Oduduwa arrojó el puñado de tierra sobre las aguas, formándose así su nuevo reino, Ife. Allí, la gallina rasgó el suelo y enterró la semilla, de la que creció un gran árbol de dieciséis ramas, que son los dieciséis hijos de Oduduwa, de los que descienden las dieciséis tribus yoruba.


[3.2.] Antiguo Egipto

Según el mito heliopolitano, en el principio del tiempo tan solo existían inmensas masas de aguas turbias cubiertas por absolutas tinieblas, una oscuridad que no era la noche, pues esta no había sido creada todavía, era el océano infinito conocido por los egipcios como el océano primordial Nun, que contenía todos los elementos del cosmos. Pero aun así no existían ni el Cielo ni la Tierra, tanto los hombres como los dioses aún no habían sido creados. No había vida ni muerte. El espíritu del mundo se hallaba disperso en un caos inmenso, hasta que, tomando conciencia se llamó a sí mismo; así nació el dios Ra el dios del Sol.

Ra estaba solo; así que decidió crear de su aliento a Shu (el viento), y de su saliva según la mitología creó a Tefnut (La humedad), y les ordenó que viviesen al otro extremo del Nun. Después Ra hizo emerger un espacio seco donde pudiese descansar; a aquel espacio seco le llamó tierra, y a la Tierra que emergió le llamó Egipto. Y como surgió de las aguas, viviría gracias a éstas; así que hizo que las aguas estuviesen en la Tierra; así nació el Río Nilo.

Ra fue creando la vegetación y los seres vivos a partir del Nun para llenar el vacío de la Tierra. Entre tanto, Shu y Tefnut tuvieron dos hijos, a los que llamaron Geb (El dios de la Tierra) y Nut (La diosa del Cielo). Geb y Nut se casaron; así, el cielo yacía sobre la tierra, copulando con él. Shu, celoso, los maldijo y los separó sosteniendo al cielo sobre su cabeza y sus hombros, y sujetando a la tierra con sus pies. Otras versiones cuentan que al estar Geb y Nut juntos el cielo y la tierra estaban unidos sin dejar espacio para la creación del dios Amón Ra, así que este le pidió a Shu que separara a sus hijos sosteniendo a Nut sobre su cabeza y sus hombros, desde aquel momento el viento yacía en medio del cielo y la tierra; aun así, Shu no pudo impedir que Nut tuviera hijas, las estrellas, así dando origen a la bóveda celeste.

Sin tener conocimiento alguno de lo ocurrido con Geb y Nut, Ra había enviado a uno de sus ojos a buscar a Shu y Tefnut para que le dijese lo ocurrido. Pero cuando el ojo regresó sin obtener lo que buscaba, otro ojo había ocupado su lugar. El primer ojo comenzó a llorar, hasta que Amón Ra lo colocó en su frente, creando así al Sol. De las lágrimas de aquel ojo que cayeron a la tierra nacieron los primeros hombres y las primeras mujeres, que poblaron la tierra de Egipto.

Todas las mañanas, Amón Ra recorría el cielo en una barca que flotaba sobre Nut, que ya cubría el cosmos dividiéndose en las aguas sobre el firmamento, y las aguas del abismo. Aquella barca de Amón Ra viajaba por el cielo transportando al Sol, iluminando así a la Tierra por un periodo de tiempo de doce horas hecho por los egipcios. Cada noche, Nut se tragaba el sol, pero este se regeneraría la mañana siguiente, y Ra continuaba su viaje por la Duat, el equivalente del Infierno egipcio, donde debía cruzar por doce puertas, una por cada hora de la noche, éstas estaban custodiadas por la serpiente enemiga de Amón Ra, Apep (o Apofis en griego), cuyo objetivo era acabar con el sol, Ho la Maat (El orden cósmico) si atravesaba la Duat, volvía a nacer de Nut el sol, y Amón Ra lo volvía a transportar por el cielo durante otras doce horas, dando origen a un nuevo día.


[3.3.] América del Norte - Mitología Inuit

En el origen del mundo, tan solo había un hombre y una mujer, sin ningún animal. La mujer pidió a Kaila, el dios del cielo, que poblara la Tierra. Kaila le ordenó hacer un agujero en el hielo para pescar. Entonces, ella fue sacando del agujero, uno a uno, todos los animales. El caribú fue el último. Kaila le dijo que el caribú era su regalo, el más bonito que podría hacerle, porque alimentaría a su pueblo. El caribú se multiplicó y los hijos de los humanos pudieron cazarlos, comer su carne, tejer sus vestidos y confeccionar sus tiendas.

Sin embargo, los humanos siempre elegían los caribús más grandes. Un día, solo les quedaron los débiles y los enfermos, por lo que los inuits no quisieron más. La mujer se quejó entonces a Kaila. El la reenvió al hielo y ella pescó el lobo, enviado por Amarok, el espíritu del lobo, para que se comiera a los animales débiles y enfermos con el fin de mantener a los caribús con buena salud.


[3.4.] Mitología Azteca

Los aztecas tenían varios mitos de la creación, resultado de la integración de distintas culturas. En uno de ellos, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl se dan cuenta de que los dioses se sienten vacíos y necesitan compañía. Por ello necesitan crear la tierra. Existía solo un inmenso mar, donde vivía el monstruo de la tierra. Para atraerlo, Tezcatlipoca ofrece su pie como carnada y el monstruo sale y se lo come. Antes de que se pueda sumergir, los dos dioses lo toman, lo estiran para dar a la tierra su forma. Sus ojos se convierten en lagunas, sus lágrimas en ríos y sus orificios en cuevas. Después de eso, le dan el don de la vegetación para confortar su dolor. Y posteriormente se dieron a la tarea de crear a los primeros hombres.

Según otro mito conocido como «La leyenda del quinto sol», en el principio, todo era negro, sin vida, muerto. Los dioses se reunieron en Teotihuacán planteándose la cuestión de quién tendría la carga de crear al mundo, para lo cual uno de ellos se tendría que arrojar a una hoguera. Dos de ellos fueron seleccionados como víctimas para tal fin.

Aunque el más fuerte y vigoroso, al momento de lanzarse a la hoguera, retrocede ante el fuego; por lo que el segundo, un pequeño dios, humilde y pobre (usado como metáfora del pueblo azteca sobre sus orígenes), se lanza sin vacilar al fuego, convirtiéndose en el Sol. Al ver esto, el primer dios, sintiendo coraje, decide arrojarse a la hoguera, convirtiéndose en la Luna.


[3.5.] Mitología Maya

El mito maya de la creación está bellamente explicado en su libro sagrado, el "Popol Vuh". En él, al principio solo existían los dioses en un estado latente sobre un mar inmóvil, y entonces hubo palabras y decidieron crear el mundo para que existiera el ser humano. Dos veces trataron de crear a la humanidad y las dos veces fallaron, llamando a dioses cada vez de menor rango para que los ayuden. La primera trataron de hacerlos con barro, pero los humanos no pudieron emerger del barro y además eran tontos y sin alma. Luego intentaron con madera, y estos humanos se movían y hablaban, pero eran perezosos y no tenían voluntad. Y finalmente crearon a los humanos con masa de maíz mezclada con la sangre de los dioses: Balam Quitzé, el segundo Balam Akab, el tercero Mahucutah y el cuarto Iqui Balam fueron los 4 hombres y después otras 4 mujeres. Así la sangre de los humanos es su alma y es el alma de los dioses, así los hombres eran uno con los dioses y a ellos debían volver.



[3.6.] Mitología Incaica

Los Incas tuvieron varios mitos sobre la creación. Siendo el mito de Wiracocha uno de los más conocidos. En dicho mito, Wiracocha dio origen a todo el universo y todos sus elementos existentes. Acto seguido, él intentó crear a la primera humanidad en la tierra. Esto lo hizo a partir de soplar sobre unas piedras, lo que dio como resultado poderosos, pero poco inteligentes gigantes que negaron a Wiracocha como su creador. Wiracocha exterminó esta raza de gigantes con un destructivo diluvio.

Otra versión de este mito menciona que, el primer intento de creación de la humanidad fue concebido antes de la creación de los astros por Wiracocha (a excepción de la tierra). Esta vez, el resultado fue el nacimiento de criaturas conocidas como Ñawpa Machus (los gentiles). Estos eran altos y bastante delgados. Sin embargo, eran seres sumamente fuertes y violentos unos contra los otros. Wiracocha procede a crear al sol, el cual irradiando su luz extermina a dichos seres.

Generalmente, los pueblos de los Andes centrales entendían los orígenes de cada pueblo de manera aislada como apariciones divinas a partir de algún hecho natural conocido como pacarina. El origen del hombre recae sustancialmente en los dos hijos del Sol, Manco Cápac y Mama Ocllo, quienes salieron del lago Titicaca y dieron origen a los incas del Cuzco, que ―de acuerdo con la leyenda de los hermanos Ayar― creían que su pueblo había surgido del cerro de Tamputoco.



[3.7.]  Mitología Mapuche

Antes de la actual humanidad vivían otros hombres. Un día, la serpiente marina Kai Kai Vilú decidió exterminarlos ahogándolos con el agua del mar. La serpiente buena Treng Treng Vilú se compadeció de los humanos y los condujo a las montañas para salvarlos, así mismo hizo crecer el tamaño de estas a medida que Kai Kai hacía crecer el mar. El duelo entre estos dos espíritus fue largo y significó la muerte de muchos hombres, a quienes Treng Treng los convirtió en aves, peces y lobos marinos. Solo un puñado de hombres sobrevivió (los antepasados de los mapuches) y tras hacer un Nguillatún o ceremonia lograron aplacar a Kai Kai y luego poblar la tierra. Sin embargo, ante sus maldades Treng Treng les envió erupciones de volcanes, que los obligaron a vivir en territorios más seguros donde no están expuestos a los maremotos que les envía Kai Kai o las erupciones de Treng un amigo o dios de ellos como cualquier cosa en el mundo.



[3.8.] Grecia clásica

Los «mitos de origen» o «mitos de creación» representan un intento por hacer comprensible el universo en términos humanos y explicar el origen del mundo.

El relato más ampliamente aceptado del comienzo de las cosas tal como lo recoge la Teogonía de Hesíodo empieza con el Caos, un profundo vacío. De este emergió Gea (la Tierra) y algunos otros seres divinos primordiales: Eros (Amor), el Abismo (el Tártaro) y el Érebo.

Sin ayuda masculina, Gea dio a luz a Urano (el Cielo), que entonces la fertilizó. De esta unión nacieron, primero, los Titanes (Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Cronos), luego los Cíclopes y los Hecatónquiros o Centimanos. Cronos («el más joven, de mente retorcida, el más terrible de los hijos [de Gea]»)5​ castró a su padre y se convirtió en el gobernante de los titanes con su hermana y esposa Rea como consorte y los otros Titanes como su corte. Este tema de conflicto padre-hijo se repitió cuando Cronos se enfrentó con su hijo, Zeus, que persuadido por su madre le desafió a una guerra por el trono de los dioses. Al final, con la ayuda de los Cíclopes (a quienes liberó del Tártaro), Zeus y sus hermanos lograron la victoria, condenando a Cronos y los Titanes a prisión en el Tártaro.

El pensamiento griego antiguo sobre poesía consideraba la teogonía como el género poético prototípico ―el mythos prototípico― y le atribuían poderes casi mágicos. Orfeo, el poeta arquetípico, era también el arquetipo de cantante de teogonías, que usaba para calmar mares y tormentas en las Argonáuticas de Apolonio, y para conmover los pétreos corazones de los dioses del inframundo en su descenso al Hades. Cuando Hermes inventa la lira en el Himno homérico a Hermes, lo primero que hace es cantar el nacimiento de los dioses.

La Teogonía de Hesíodo no es solo el relato sobre los dioses conservado más completo, sino también el relato conservado más completo de la función arcaica de los poetas, con su larga invocación preliminar a las Musas. La teogonía fue también el tema de muchos poemas hoy perdidos, incluyendo los atribuidos a Orfeo, Museo, Epiménides, Abaris y otros legendarios profetas, que se usaban en rituales privados de purificación y en ritos mistéricos. Hay indicios de que Platón estaba familiarizado con alguna versión de la teogonía órfica.

Unos pocos fragmentos de estas obras se conservan en citas de filósofos neoplatónicos y fragmentos de papiro recientemente desenterrados. Uno de estos fragmentos, el papiro de Derveni, demuestra actualmente que al menos en el siglo V a. C. existía un poema teogónico-cosmogónico de Orfeo. Este poema intentaba superar a la Teogonía de Hesíodo y la genealogía de los dioses se ampliaba con Nix (la Noche) como un comienzo definitivo antes de Urano, Cronos y Zeus.

Los primeros cosmólogos reaccionaron contra, o a veces se basaron en, las concepciones míticas populares que habían existido en el mundo griego por algún tiempo. Algunas de estas concepciones populares pueden ser deducidas de la poesía de Homero y Hesíodo. En Homero, la Tierra era vista como un disco plano flotando en el río de Océano y dominado por un cielo semiesférico con sol, luna y estrellas. El Sol (Helios) cruzaba los cielos como auriga y navegaba alrededor de la Tierra en una copa dorada por la noche. Podían dirigirse oraciones y prestar juramento por el sol, la tierra, el cielo, los ríos y los vientos. Las fisuras naturales se consideraban popularmente entradas a la morada subterránea de Hades, hogar de los muertos.



[3.9.] Cosmología Nórdica

En el principio, estaba el mundo de la niebla Niflheim, y el mundo de fuego Muspelheim, y entre ellos estaba el Ginnungagap, un «hueco profundo», en donde nada vivía. En Niflheim había una fuente de aguas heladas, llamado Hvergelmir (‘caldero rugiente’), que borboteaba, y aquello que caía, lo hacía en Ginnungagap. Al tomar contacto con el vacío se transformaba en hielo, hasta, que al final, el hielo terminó llenándolo. Las ascuas de Muspelheim caían sobre el hielo, creando grandes nubes de vapor de agua, que al llegar otra vez a Niflheim, creaban un bloque de hielo, en uno de los cuales estaba un gigante primitivo, Ymir y una vaca gigante, Auðumbla de la cual se alimentaba Ymir bebiendo su leche. Esta lamió el hielo, creando el primer dios, Buri, que fue padre de Bor, quien a su vez fue padre de los primeros Æsir, Odín, y sus hermanos Vili y Ve. Ymir era un hermafrodita y sus piernas copularon entre sí, creando la raza de los gigantes solo. Luego los hijos de Bor; Odín, Vili, y Ve; asesinaron a Ymir y de su cuerpo crearon el mundo.

Los dioses regulaban el paso de los días y las noches, así como las estaciones. Los primeros seres humanos fueron Ask (ash, fresno) y Embla (elm, olmo), que fueron tallados de madera y traídos a la vida y dados atributos humanos por Odín junto a sus hermanos Vili, y Ve según Gylfaginning o junto a Hœnir y Lóðurr según Völuspá. Sól es la diosa del sol, una hija de Mundilfari, y esposa de Glen. Todos los días, cabalga a través de los cielos en su carro, tirada por dos caballos llamados Alsvid y Arvak. Este pasaje es conocido como Alfrodull, que significa «gloria de elfos», un kenning común para sol. Sól es cazada durante el día por Sköll, un lobo que quiere devorarla. Los eclipses solares significan que Skoll casi la atrapó. Está destinado que Skoll, finalmente, va a atrapar y devorar a Sól; sin embargo será reemplazada por su hermana. La hermana de Sol, la luna, Máni, es cazada por Hati, otro lobo. La tierra está protegida del calor total del sol por Svalin, quien se encuentra entre el sol y ella. En la creencia nórdica, el sol no daba luz, que en cambio emanaba de las melenas de Alsvid y Arvak.

En Völuspá, la völva describe el gran fresno Yggdrasil y a las tres nornas (símbolos femeninos del destino inexorable; sus nombres; Urðr (Urd), Verðandi (Verdandi), y Skuld; se relacionan el pasado, presente y futuro), quienes giraban los hilos del destino bajo él.



[3.10.] Mitología China - Pangu

Pangu aparece en la literatura no antes del año 200 de nuestra era. Fue el primer creador. Al comienzo solo había un caos sin forma del que surgió un huevo de 18 000 años. Cuando las fuerzas yin y yang estaban equilibradas, Pangu salió del huevo y tomó la tarea de crear el mundo. Dividió el yin y el yang con su hacha. El yin, pesado, se hundió para formar la tierra, mientras que el yang se elevó para formar los cielos. Pangu permaneció entre ambos elevando el cielo durante 18 000 años, tras los cuales descansó. De su respiración surgió el viento, de su voz el trueno, del ojo izquierdo el Sol y del derecho la Luna. Su cuerpo se transformó en las montañas, su sangre en los ríos, sus músculos en las tierra fértiles, el vello de su cara en las estrellas y la Vía Láctea. Su pelo dio origen a los bosques, sus huesos a los minerales de valor, la médula a los diamantes sagrados. Su sudor cayó en forma de lluvia y las pequeñas criaturas que poblaban su cuerpo (pulgas en algunas versiones), llevadas por el viento, se convirtieron en los seres humanos.


[3.11.] Mito japonés de la creación

Los primeros dioses convocaron dos criaturas divinas a la existencia, el macho Izanagi y la hembra Izanami, y les encargaron la creación de la primera tierra. Para ayudarles a realizar esto, se les dio a Izanagi y Izanami una lanza decorada con joyas, llamada Amenonuhoko (lanza de los cielos). Entonces, las dos deidades fueron al puente entre el Cielo y la Tierra, Amenoukihashi (puente flotante de los cielos) y agitaron el océano con la lanza. Cuando las gotas de agua salada cayeron de la punta de la lanza, formaron la isla Onogoro (autoformada).

Ellos descendieron del puente de los cielos e hicieron su casa en la isla. Ellos desearon unirse y así construyeron un pilar llamado Amenomihashira y alrededor de él levantaron un palacio llamado Yahirodono (la habitación cuya área es de 8 brazos). Izanagi e Izanami giraron alrededor del pilar en direcciones opuestas y cuando se encontraron, Izanami, la deidad femenina, habló primero con un saludo. Izanagi pensó que esta no era la manera apropiada, sin embargo se unieron de todos modos. Tuvieron dos hijos, Hiruko (infante del agua) y Awashima (isla de burbujas) pero fueron mal hechos y no se consideraron dioses.

Ellos pusieron a los niños en un bote y los embarcaron al mar, entonces les pidieron a los otros dioses una respuesta sobre lo que hicieron mal. Ellos respondieron que el dios masculino debió haber iniciado la conversación durante la ceremonia de unión. Así que Izanagi e Izanami se dirigieron alrededor del pilar una vez más, y esta vez, cuando se encontraron, Izanagi habló primero y su matrimonio fue entonces exitoso. De esta unión nacieron el Ohoyashima (las ocho grandes islas de la cadena japonesa).



[3.12.] Cosmogonía budista

En el budismo el universo o concepto de mundo nunca tuvo origen, pero tampoco tiene fin, los budistas creen en que el mundo siempre ha existido. El budismo en sí mismo ignora lo referido al origen de la vida. Buda, al referirse al origen de la vida, dijo: «Pensar acerca del (origen) del mundo, oh monjes, es un impensable que no debería ser pensado; pensando en esto, uno experimentaría aflicción y locura. 


[3.13.] Mitología de Mesopotamia

El universo apareció por primera vez cuando Nammu, un abismo sin forma, se abrió a sí mismo y en un acto de autoprocreación dio nacimiento a An (dios del cielo), y a Ki (diosa de la Tierra), referidos comúnmente como Ninhursag.

La unión de An y Ki produjo a Enlil, el señor del viento, quien finalmente se convirtió en el líder de los dioses. Después del destierro de Enlil de Dilmun (el hogar de los dioses) debido a la violación de Ninlil tenían un niño, Sin (dios de la Luna), también conocido como Nannar.

Sin y Ningal dieron a luz a Inanna (diosa del amor y de la guerra) y a Utu o Shamash (dios del Sol). Durante el destierro de Enlil, él engendró tres deidades del inframundo junto con Ninlil, el más notable de ellos fue Nergal.

Nammu también dio a luz a Enki o Abzu, dios del abismo acuático. Enki también controló el Me, los decretos sagrados que gobernaron las cosas básicas tales como la física y las cosas complejas tales como el orden y leyes sociales. Esto considera el origen de la mayoría del mundo. Cierto mito mesopotámico afirma que el hombre creció de la tierra como una planta.


[3.14.] Cosmología hebrea y cosmología cristiana.

El libro del Génesis se relata cómo Dios, creó todo el mundo en 6 días y al primer hombre Adán con arcilla en el huerto del Edén; luego creó a Eva a partir de un «hueso» de Adán;13​ la caída de ambos en desgracia por comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal; la historia de sus dos primeros hijos Caín y Abel; la aparición de tribus y razas y el desarrollo de los pueblos; la historia de la Torre de Babel; el dios Yahveh castiga a la humanidad por sus pecados con un diluvio universal (salvando a Noé y a una pareja de cada especie animal).





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Marcelo Leppez Sánchez


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